Historias del Tempranillo, la uva más utilizada en España.

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Vinos como los de Rioja, los de La Mancha (como Valdepeñas) y buena parte de los vinos Ribera del Duero se producen con esta variedad de uva. Una cepa autóctona, 100% española. Con la que además de elaborar vinos tintos de calidad, encierra en su nombre historia y tradición. Conozcamos un poco más de la uva tempranillo.

La uva tempranillo o cencibel, como se conoce en ciertas partes de España, es un cruce accidental entre la cepa Albillo, predominante en la región de La Rioja durante la romanización, y la uva Benedicto, hoy de carácter residual. Solo se planta en algunas comarcas de Aragón, y de ella existe escasa bibliografía.

El cultivo de la vid se introduce en la península ibérica a través de los asentamientos fenicios en el sur de España. Pronto se extiende por todo el país. En la época del imperio romano, el agrónomo Columela ya habla del predominio de la uva “tempranilla” en las vides de la meseta central.

La uva tempranillo será la predominante, y en algunos periodos históricos, exclusiva, en La Rioja y La Mancha. Debe su nombre a su maduración temprana. El fruto se empieza a cosechar a finales de agosto y principios de septiembre. Cundo aún no ha terminado el verano. Es una uva resistente, que se adapta bien a los cambios de temperatura extrema, inviernos fríos y veranos calurosos. Da una producción media estable que garantiza el suministro de mosto cada año para producir vino.

Como nos dice Ramón Raúl, un viticultor de Miguel esteban, un pueblo de Cuenca, la variedad de la uva no te garantiza una cosecha determinada. Aparte de los cuidados que brindes al viñedo, debes contar con un buen proveedor que te suministre cepas de calidad. Él nos comenta que cada vez que se decide a replantar una viña se pone en contacto con Plantvid, un vivero valenciano especializado en todo tipo de vides.

A pesar de su resistencia a todo tipo de terreno y a las adversidades climatológicas, el tempranillo es una planta sensible a la filoxera. Una plaga que casi acaba con ella a lo largo del siglo XIX. Tras todo un trabajo de ingeniería genética, trasplantando la cepa en porta-injertos más resistentes, la uva tempranillo de hoy, poco se parece a la que se plantaba en la época de los romanos. En los últimos 100 años ha recorrido millones de kilómetros, y hoy está presente en el vino californiano, en el chileno y en el producido en Australia y en de Sudáfrica.

El Tempranillo en Mendoza (Argentina).

El cultivo de la vid en América se introduce a principios del siglo XVI. Es uno de los primeros cultivos europeos que se plantan en el nuevo continente. En su extensión por toda América ocupa un papel importante la orden religiosa de los Jesuitas. Quienes no necesitaban solicitar licencia para plantar viñedos.

Los Jesuitas entienden la vida por toda América con la intención de disponer de vino para las celebraciones religiosas. Pronto el consumo de esta bebida se populariza, integrándose en la cultura local.

La uva tempranillo se generaliza en la región vinícola argentina de Mendoza a mediados del siglo XX. Tiene una gran aceptación entre los viticultores, debido a su productividad natural. Sebastián Zuccardi, productor del vino argentino “Q Tempranillo” indica que el responsable de este fenómeno, en gran medida, fue la emigración española que llegó a Argentina a finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX.

Como es natural, los “Gallegos”, como así se les conoce en Argentina a los emigrantes españoles, exigían un vino parecido al que tomaban en su país. Los viticultores argentinos no tuvieron problema en satisfacer la demanda. Más aún, la población autóctona recibió de buena gana el producto. La revista digital argentina Sol y Vino dice que el vino tempranillo se comienza a despreciar en Mendoza en la década de los 90. Es un momento en el que el vino argentino pretende dar un salto internacional y se buscan variedades de uva que permitan producir un vino de alta calidad. En aquel momento, el vino tempranillo se considera un vino de segunda, propio de pequeños productores y de consumo habitual. Algo que se alejaba de las pretensiones de las bodegas argentinas.

Es a finales de esa década, cuando el vino argentino pretende introducirse en el mercado europeo, algunos bodegueros, viendo el éxito que tenían los vinos de Rioja y de Ribera del Duero, reivindican el valor de la uva tempranillo. Se volvería a utilizar la uva de siempre, pero esta vez fabricando caldos más suaves, fieles al gusto dominante en Europa.

Hoy, en la región de Mendoza hay 5295 hectáreas dedicadas a la plantación de uva tempranillo. Para Rodolfo Sadler, exportador de vino, la uva tempranillo ha jugado un papel importante en la fama internacional de los vinos argentinos.

Bodega Ramón Bilbao (La Rioja)

Según el Diario de Cantabria, el vino Ramón Bilbao Reserva es un claro exponente de los vinos de calidad que se pueden conseguir con la uva tempranillo. Envejecido en barricas de roble americano durante 20 meses, este vino presenta en copa un color rojo cereza intenso con complejos aromas de especias exóticas y hiervas de monte bajo y un gusto frutal en boca.

Ramón Bilbao nace en 1878 en Etxebarri. Una población pesquera que pronto será absorbida por Bilbao. Desde joven entra a trabajar de camarero en un café de su barrio, con la intención de ahorrar dinero y montarse su propio negocio.

Animado por su tío, que tenía una bodega en la capital bilbaína, decide trasladarse a Anguciana, una aldea situada a 5 kilómetros de Haro (La Rioja). El joven Ramón invierte sus ahorros en comprar viñedos y tierras de cereales. La idea era crear una asociación con su tío, en el que él aportaba el producto y el tío lo vendía en Bilbao, repartiéndose entre ambos los beneficios.

Los inicios no fueron fáciles. Ramón, que poco sabía de agricultura, tiene que lidiar con una plaga filoxera que ataca los viñedos que acababa de comprar. Para colmo, su tío muere antes de que Ramón se instale definitivamente en La Rioja.

Ramón decide casarse con su tía viuda y abrir el almacén en Haro, desde donde controlará la producción y distribución de sus productos. Con trabajo y tesón consigue que su proyecto vaya cogiendo forma.

Gracias al apoyo de su mujer y sus tres hijos, en 1925 consigue abrir una bodega en la Calle Cuevas de Haro. En su primera vendimia cosecha 124.857 kg de uva, con los que elaborará su propio vino.

Cinco años más tarde muere. Sin embargo, Ramón ha logrado alcanzar su sueño. A partir de entonces, serán sus hijos y nietos lo que se encarguen de coger el testigo y continuar con el legado que dejó Ramón Bilbao. El vizcaíno que se trasladó a La Rioja para producir vino.

Las bodegas de La Mancha.

En el centro de Valdepeñas, en la Avenida Gregorio Prieto, se encuentra la Bodega 11 Ánforas. Un puesto de venta de vinos tradicional, con sus grandes barriles de vino a granel y su exposición de botellas de la zona, que podría ser como cualquier bodega de las que hay repartidas por toda España, si no llega a ser porque en su sótano esconde una bodega centenaria.

Bajando por unas escaleras, detrás del mostrador, llegas a un sótano fresco y oscuro, con las paredes encaladas, en las que hay colocadas en dos filas con 11 grandes tinajas de barro con más de 300 años de antigüedad. Este es el recipiente donde tradicionalmente se depositaba el mosto y se dejaba fermentar para que se transformara en vino. Las 11 tinajas son las que dan nombre al establecimiento. Pero además son una muestra de la historia y tradición de la zona. La producción de vino ha sido siempre la principal actividad económica de la comarca.

De las tinajas, unas se utilizaban para hacer vino tinto, metiendo en ellas mosto de uva tempranillo, y otras se reservaban para elaborar vino blanco, utilizando uva airen, las dos variedades más habituales en la zona.

El propio bodeguero controlaba el proceso. Cuando veía que el vino estaba hecho, lo pasaba a barriles de madera que tenía en la tienda y lo vendía a granel. Valdepeñas siempre ha surtido de vino a Madrid. El embotellado es relativamente nuevo. Se populariza entre los años 70 y 80. Hasta entonces, el vino se transportaba en barriles que se llevaban a la capital, primero en carros y después en camiones.

Las bodegas particulares situadas en los sótanos no son exclusivas de Valdepeñas. Caminando por las calles de Tomelloso (Ciudad Real) te encuentras multitud de trampillas en el suelo que son los respiraderos de las bodegas instaladas en las casas.

En los sótanos de las casas antiguas de Tomelloso, los agricultores colocaban tinajas de barro, en las que elaboraban su propio vino con las uvas que daban sus viñas. Parte de ese vino era para consumo propio, y otra parte se vendía a bares, tabernas y tiendas para que lo comercializaran.

Como vemos, el tempranillo produce vinos con cuerpo y con historia.

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