Seguro que ya lo has notado: cada vez más gente tiene una sonrisa de película. Da igual si es en redes sociales, en la tele o incluso en tu entorno. Las carillas dentales están por todas partes. Y es porque, en los últimos años, se han convertido en uno de los tratamientos estéticos más buscados y también en uno de los que más dudas generan. ¿Está bien que se haya puesto tan de moda? ¿Realmente es algo bueno o puede tener consecuencias?
Como pasa con muchas cosas relacionadas con el aspecto físico, no todo es tan sencillo como parece.
¿Por qué se han puesto tan de moda las carillas?
Una de las principales razones es el impacto de las redes sociales. Cada vez nos fijamos más en las sonrisas de otras personas, especialmente de influencers, cantantes, actores o incluso deportistas. Y esa sonrisa blanca, alineada y perfecta que parecía cosa de modelos ahora es más accesible para casi cualquiera.
Además, ahora la gente está empezando a dar mucha importancia al aspecto de sus dientes. Ya no solo por salud o arreglar algo que esté mal. Cada vez más personas quieren mejorar el aspecto de sus dientes como parte de su imagen general. Igual que puedes decidir hacerte un lifting o un corte de pelo, muchas personas ven las carillas como una forma más de cuidar su aspecto.
Y claro, los avances técnicos también han influido. Ahora es más fácil, más rápido y más cómodo hacerse este tipo de tratamiento que hace unos años.
¿Qué son exactamente las carillas dentales?
Por si no lo tienes claro, las carillas dentales son unas finas láminas que se colocan en la parte visible de los dientes para mejorar su forma, color o alineación. Pueden ser de diferentes materiales, como porcelana o composite, y se adhieren a los dientes de forma permanente o semipermanente.
Con ellas puedes conseguir una sonrisa mucho más blanca, disimular dientes rotos, desiguales, separados o con manchas. Es un tratamiento estético que puede cambiar por completo la apariencia de tu boca, y en muchos casos, aumentar la confianza de quien lo lleva.
Hay personas que se las ponen solo en los dientes frontales, otras que se hacen todo el arco visible. Depende del caso y del objetivo estético que se tenga.
¿Es una moda buena o perjudicial?
Aquí entramos en un terreno delicado. Porque sí, las carillas pueden ser una buena opción si se hacen bien y si realmente las necesitas. Pero también pueden ser perjudiciales si las haces solo por seguir una moda, sin tener en cuenta si tu boca está preparada para ello.
Pero esto es mejor que nos lo cuenten los profesionales de la Clínica Dental Arturo Soria, ubicada en Madrid:
“Para empezar, no todo el mundo necesita carillas. Si tienes los dientes sanos, bien cuidados y con buen aspecto, puede que no te haga falta. A veces, solo con un blanqueamiento o con un poco de ortodoncia estética ya sería suficiente.
Además, hay que tener en cuenta que el proceso de colocarlas no es reversible. En la mayoría de los casos hay que desgastar un poco la superficie del diente, lo que significa que una vez que te las pongas, tendrás que mantenerlas o renovarlas con el tiempo.
Y luego está la parte psicológica. No deberías sentir que necesitas carillas para gustarte o para gustar a los demás. Si lo haces, que sea por ti y porque te aporta algo positivo, no porque lo veas en todos lados.”
¿Afectan a la salud bucodental?
Si se hacen bien y con los cuidados necesarios, no tienen por qué ser un problema para tu salud. Pero si se coloca sin valorar bien la situación de tus dientes o se hacen de forma rápida y poco profesional, pueden traer complicaciones.
Estos son los problemas que pueden aparecer si no se hace correctamente:
- Inflamación de encías
- Dificultad para limpiar bien entre dientes
- Caries debajo de las carillas
- Sensibilidad dental
- Fracturas si no se cuida la mordida correctamente
Por eso es muy importante que lo hagas con un dentista profesional, que estudie bien tu caso y te diga con claridad si es una buena opción o no para ti. En muchas clínicas serias, si ven que no lo necesitas, te lo van a decir.
El precio: ¿cuánto cuestan realmente?
Aquí viene una de las grandes barreras para mucha gente. Porque sí, las carillas dentales no son baratas. Y es lógico, porque requiere un estudio personalizado, materiales específicos y un trabajo muy detallado.
El precio puede variar bastante dependiendo del tipo de carilla y del número de piezas que quieras tratar. Por ejemplo:
- Carillas de composite: entre 150 y 300 euros por diente
- Carillas de porcelana: entre 400 y 800 euros por diente
Y si quieres una sonrisa completa, no basta con una sola. Lo habitual es tratar entre 6 y 10 dientes en la parte superior.
Es decir, una sonrisa completa puede costar entre 1.500 y 6.000 euros fácilmente. Y eso sin contar revisiones o posibles retoques.
Además, hay que tener en cuenta que las carillas no duran para siempre. Las de porcelana pueden aguantar entre 10 y 15 años si las cuidas bien, y las de composite tienen una vida útil más corta, entre 5 y 7 años, dependiendo del uso que les des y de tus hábitos diarios.
Eso significa que, pasado ese tiempo, tendrás que renovarlas o hacer algún tipo de mantenimiento. Por ejemplo, las de composite pueden requerir pequeños retoques cada cierto tiempo porque tienden a mancharse o desgastarse más rápido. Las de porcelana resisten mejor el paso del tiempo, pero si se rompe una, tendrás que cambiarla entera.
Tampoco es lo mismo si fumas, si tomas mucho café o vino tinto, o si aprietas los dientes por la noche. Todo eso influye en cuánto te van a durar. Por eso es importante que, si decides ponértelas, lo hagas con la idea de que vas a tener que cuidarlas y, en algún momento, volver a pasar por el dentista. No es algo que te hagas una vez y te olvides para siempre.
¿Es necesario ponerlas?
Depende mucho del caso. Si tienes los dientes sanos, pero con alguna imperfección estética que te molesta mucho y te afecta a nivel personal, puede ser una buena opción. Pero si estás bien, no tienes problemas funcionales ni algo que te afecte de verdad, quizás no merezca la pena meterse en ese gasto.
Lo importante es que no lo veas como una obligación. No es algo que todo el mundo deba hacerse. Y no debería formar parte de una lista de cosas que “hay que tener” para estar bien con uno mismo.
Si tienes dudas, lo mejor es pedir una valoración en una clínica dental de confianza. Te harán una revisión, te explicarán tus opciones y podrás decidir con información real, no solo con lo que ves en redes sociales.
¿Existen alternativas más económicas?
Sí, las hay. Todo depende del motivo por el que te estés planteando ponerte carillas. Estas opciones pueden servirte:
- Blanqueamiento dental profesional: si lo que buscas es una sonrisa más blanca, este tratamiento puede ser suficiente y es más económico. Cuesta entre 200 y 400 euros según el método.
- Ortodoncia estética (como Invisalign): si tu problema es la alineación de los dientes, una ortodoncia puede dar mejores resultados a largo plazo.
- Contorneado estético dental: en algunos casos, con un pequeño retoque del borde de los dientes se puede mejorar mucho la apariencia sin necesidad de carillas.
- Carillas de composite en una sola sesión: son más baratas que las de porcelana, aunque menos duraderas. Pueden servir como solución temporal o si no te importa hacer mantenimiento frecuente.
Cada boca es un mundo, y lo que sirve para una persona puede no ser lo mejor para otra. Por eso es muy importante consultar con un profesional que te oriente bien.
Siempre en manos de profesionales
Este punto no se puede repetir lo suficiente. Hay que ir a clínicas dentales con profesionales cualificados. Nada de hacerse este tipo de tratamientos en lugares que prometen resultados rápidos sin estudios previos, o donde todo parece demasiado barato.
Un buen profesional te va a explicar los pros y los contras, va a ver si realmente lo necesitas y va a asegurarse de que el resultado sea natural, funcional y saludable.
Una decisión personal que no deberías tomar a la ligera
Al final, ponerse carillas es una elección personal. Hay quien las ve como una inversión en su imagen, quien lo hace porque algo le acompleja o quien simplemente quiere un cambio. Y todo eso está bien, siempre que lo hagas con la información adecuada y sabiendo lo que implica.
No es algo que debas hacer solo porque esté de moda. Y tampoco es algo que todo el mundo necesita. Pero si lo haces con sentido, con asesoramiento y por los motivos correctos, puedes darte muy buenos resultados.
Eso sí, no te olvides de que la mejor sonrisa siempre es la que va con tu forma de ser. Si las carillas ayudan a eso, genial. Pero si ya estás bien tal y como eres, no hace falta cambiar nada.